La lactosa es un tipo de azúcar que está presente en la leche y para que nuestro organismo lo digiera es necesario una enzima llama “lactasa” que se produce en el intestino delgado. La intolerancia se presenta cuando no hay suficiente producción de la enzima, ya sea por problemas genéticos o bien, debido a la edad, ya que hay una disminución de producción de lactasa con el paso de los años.
Algunos de los síntomas son, dolor estomacal, gases, náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento.
Existen algunos productos lácteos que son más fáciles de digerir o pueden contener menos lactosa como, por ejemplo:
- Productos lácteos fermentados, como el yogurt.
- Leche de cabra
- Quesos duros añejados
- Leche y productos lácteos deslactosados.
- Fórmulas de soya (soja) para bebés menores de 2 años
- Leche de soya (soja) o de arroz para niños pequeños
Ya que el no incluir productos lácteos a su dieta puede ocasionar una carencia de calcio, vitamina D, riboflavina y proteína.